- El siguiente objetivo….
La lucha era dura y cansada, los suministros y el personal
eran escasos en las costas congeladas y el humo se esparcía desde el sur, desde
el horizonte lejos al sur.
- El siguiente objetivo….
La nieve había sido profanada con la sangre de los
invasores, así como la propia de los defensores. Las monstruosas maquinas de
asalto enemigas arrasaban con el paisaje, los pinos y demás coníferas solo eran
un maravilloso obstáculo, debían arder, el paisaje era blanco y puro hasta
aquellos días, los días en que la nieve se tiño de negro y rojo.
- El siguiente…..
Todo aquello por el veneno negro que impulsaba a la misma
maquinaria de las tropas del sur, invasores voraces que creían poder tomar todo
aquello que necesitan y desean.
- me han rodeado…
La temperatura comenzó a subir y el gigante de metal se
levanto una vez más, pero ahora era el último en la defensa y aun quedaban
demasiados enemigos, uno menos, pero aun así demasiados.
“Tengo miedo, quiero irme a casa”
- ¡El siguiente!
Las espadas se fundieron en una y un resplandor rojo las
ilumino justo como habían sido al momento de ser forjadas, el fuego hizo
cortes limpios en las maquinas del enemigo, el primero de arriba hacia abajo y
el segundo horizontal hacia la retaguardia, dos blancos menos.
“¿Por qué luchamos? ¿Honor? ¿Gloria? ¿Venganza? ¿Cuántos mas
han de morir?”
- ¡EL SIGUIENTE OBJETIVO!
Uno a uno los enemigos se reducían, uno a uno todos caían
tiñendo la nieve de negro y rojo. Al final quedaba el último, en la cima de un montículo,
con la posición ventajosa apuntaba su arma hacia el caballero artificial.
“¿no es una pena?... Que
tenga que terminar así”
No pudo hacer el disparo, no por fallas mecánicas, no por cobardía,
simplemente no pudo. Durante el instante final, Catalina vio en la profundidad
de su objetivo, una joven parecida a ella en varios aspectos, entrenada para
combatir y lanzada al campo sin estar lista, una chica que tenia sueños, un
novio que la esperaba de vuelta, una familia que no la volvería a ver, amigos
que la recordarían con tristeza. Su vida no fue sencilla, las circunstancias la
había llevado a ese lugar a esa máquina, no había tenido elección, o no tuvo el
valor para cambiar su destino, como quiera que fuere todo término cuando la
espada atravesó la cabina llenando el lugar de sangre, aceite y ese olor a
carne quemada. Al fin el silencio volvió a reinar en las costas blancas.
Catalina bajo del magitek tan rápido como pudo, se
asfixiaba, necesitaba respirar. Se puso de rodillas en la nieve roja, estaba
confundida, las voces aun resonaban en su mente. Tomo un puñado de nieve y se
lo llevo a la boca, tenía sed y fiebre. Luego de unos instantes cuando recupero
el aliento se llevo las manos al rostro.
-¿acaso son estas mis lagrimas?

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