domingo, 9 de junio de 2013

Éxtasis

- El siguiente objetivo….

La lucha era dura y cansada, los suministros y el personal eran escasos en las costas congeladas y el humo se esparcía desde el sur, desde el horizonte lejos al sur.

- El siguiente objetivo….

La nieve había sido profanada con la sangre de los invasores, así como la propia de los defensores. Las monstruosas maquinas de asalto enemigas arrasaban con el paisaje, los pinos y demás coníferas solo eran un maravilloso obstáculo, debían arder, el paisaje era blanco y puro hasta aquellos días, los días en que la nieve se tiño de negro y rojo.

- El siguiente…..

Todo aquello por el veneno negro que impulsaba a la misma maquinaria de las tropas del sur, invasores voraces que creían poder tomar todo aquello que necesitan y desean.

- me han rodeado…

La temperatura comenzó a subir y el gigante de metal se levanto una vez más, pero ahora era el último en la defensa y aun quedaban demasiados enemigos, uno menos, pero aun así demasiados.

“Tengo miedo, quiero irme a casa”

- ¡El siguiente!

Las espadas se fundieron en una y un resplandor rojo las ilumino justo como habían sido al momento de ser forjadas, el fuego hizo cortes limpios en las maquinas del enemigo, el primero de arriba hacia abajo y el segundo horizontal hacia la retaguardia, dos blancos menos.

“¿Por qué luchamos? ¿Honor? ¿Gloria? ¿Venganza? ¿Cuántos mas han de morir?”

- ¡EL SIGUIENTE OBJETIVO!

Uno a uno los enemigos se reducían, uno a uno todos caían tiñendo la nieve de negro y rojo. Al final quedaba el último, en la cima de un montículo, con la posición ventajosa apuntaba su arma hacia el caballero artificial.

“¿no es una pena?...  Que tenga que terminar así”

No pudo hacer el disparo, no por fallas mecánicas, no por cobardía, simplemente no pudo. Durante el instante final, Catalina vio en la profundidad de su objetivo, una joven parecida a ella en varios aspectos, entrenada para combatir y lanzada al campo sin estar lista, una chica que tenia sueños, un novio que la esperaba de vuelta, una familia que no la volvería a ver, amigos que la recordarían con tristeza. Su vida no fue sencilla, las circunstancias la había llevado a ese lugar a esa máquina, no había tenido elección, o no tuvo el valor para cambiar su destino, como quiera que fuere todo término cuando la espada atravesó la cabina llenando el lugar de sangre, aceite y ese olor a carne quemada. Al fin el silencio volvió a reinar en las costas blancas.

Catalina bajo del magitek tan rápido como pudo, se asfixiaba, necesitaba respirar. Se puso de rodillas en la nieve roja, estaba confundida, las voces aun resonaban en su mente. Tomo un puñado de nieve y se lo llevo a la boca, tenía sed y fiebre. Luego de unos instantes cuando recupero el aliento se llevo las manos al rostro.


-¿acaso son estas mis lagrimas?


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