En el reino inmaterial había una pequeña,
ahí creó un juego de jardín así como los utensilios necesarios para tomar el
té, creo un pequeño sol para luego poder usar una sombrilla de patio. Estaba
emocionada, luego de mucho tiempo recibiría una visita. Al fin la pequeña Emma se
reunía con su hermana Fa. Ya sentadas tomaron el té de hierbas azules como mas
tarde le seria enseñado por una mortal, el tiempo transcurría de forma misteriosa en ese
lugar. Su charla era sobre los antiguos días y se remontaba a la creación misma y
a los tiempos del balance, tiempos de armonía donde los elementos del mundo existían
en equilibrio, en aquellos días ellas eran muy unidas; luego cuando la caverna
fue abandonada y las fuerzas se separaron solo para chocar entre ellas, ellas se
vieron obligadas a separarse debido a lo distinto de sus respectivas
naturalezas. También hablaron sobre los acontecimientos más recientes y sobre
detalles insignificantes a los que solo ellas encontraban interés, como la
lucha de los salmones contra las corrientes de los ríos, las tortugas y sus
migraciones, la forma en que la lluvia y el viento esculpían las montañas; así
transcurrieron siglos o segundos, hasta que Fa toco un tema más especifico.
- bien Emma ¿cuál
de ellos te gusta? – comenzó a interrogar la mayor.
- no sabría
decirlo, aun es muy pronto para saberlo- Emma esperaba no tener que tocar ese
tema, no quería perturbar su charla con asuntos tan serios y tan relevantes.
- “el” no piensa igual, se ha empezado a mover
- el siempre ha estado en movimiento, de alguna forma él ha
sido quien mueve los hilos- aquella reflexión llenaba a Emma de tristeza.
- mi pequeña hermanita, ¿no estarás atemorizada o sí?
- ¡claro que no! Es solo que, bueno es difícil… temo fallar
de nuevo
- te preocupas
demasiado, esta vez puede que sea más interesante, mucho más interesante – Fa esbozo
una sonrisa traviesa.
- eso desde tu lado de la mesa, en estos días los mortales
se matan entre ellos y muchas veces, ni siquiera por causa o razón alguna….
parece que lo disfrutan
- por supuesto que lo disfrutan, sobre todo los humanos, hasta
el más noble de ellos no puede negar el placer que le da el poder y no hay
mayor poder que el quitar una vida…
- ¡o salvarla! - dijo firmemente Emma interrumpiendo el
comentario de Fa
- bien, será mejor que elijas pronto algún caballero si no
quieres rendirte… aunque el estar muerta debe significar un problema bastante
molesto
- eso no me importa, lo complicado es que no comprendo a los
mortales de ahora… tal vez nunca lo hice
- razón de más para que no pierdas tiempo, la verdad me
gustaría ver la reacción de Adrammelech si acaso llegas a meterle algún susto –
dijo al tiempo que imaginaba que Adrammelech era una galleta y la mordía salvajemente.
- ¿nunca entendí por qué me detesta tanto? después de todo
hay mas como yo – Emma siempre había tenido encuentros desafortunados con
aquella entidad
- es por tu bello corazón mi hermanita, no lo soporta, eso
hizo que en algún tiempo los mortales te reconocieran como la Reina Sagrada,
eso nunca lo ha podido superar, la envidia lo llena de ira. En el fondo él
quiere ser amado, no temido, pero su propia naturaleza no se lo permite
- creí que con mi muerte la tormenta desaparecería
- el mismo es dicha tormenta, me temo que por más que te
esfuerces solo se calmara cuando deje de existir, además también deberías
recordar a los otros
- ¿los otros? ¡¿Han despertado ya?! – en cierta forma Emma había olvidado que existía un
mundo mucho más grande al que ella solía contemplar
- nunca durmieron realmente, pero no te culpo, en tu
condición debe ser muy difícil poder percibir lo que sucede en Ivalice; Zeromus
ha emitido su juicio (si se le puede llamar juicio) y condenado al mundo,
planea avivar la ira de Adrammelech de alguna forma, es impaciente y lleva ciclos
en movimiento.
- el siempre se ha tenido estima en demasía, pero nunca ha
tenido mucho poder, no de la forma en que él quisiera – Emma recordaba al
menospreciado Zeromus cuya fuerza elemental carecía del poder de Belias o del
de Chaos, pero en esa era, eso parecía haber cambiado.
- también Shemhazai lleva tiempo moviendo a sus marionetas,
es mucho más sutil y por como son los mortales ahora, es mucho más difícil de
encontrar y mucho más peligroso. Afortunadamente Emet-Selch está interviniendo
también, creo que sigue tu ejemplo y creo que ya encontró a su caballero entre
los restos de [spoiler] – el recuerdo de los acontecimientos antiguos
incomodaban a Fa, ella misma sufrió a consecuencia de ellos.
- ¿los restos de [spoiler]? … [spoiler]…. pero suele actuar
siempre en equilibrio, es posible que…?
- como sea, incluso yo ya tengo a mi caballero – la sonrisa
juguetona regreso a su rostro.
- ¿por qué lo elegiste a él? – a pesar de ser hermanas y de
naturaleza similar, Emma no entendía muchas de las acciones de Fa.
- como dicen los mortales, creo que es sexy
- ¿crees que él te dará lo que quieres, cierto? – sabia que
Fa disfrutaba viendo a los mortales y lo
impredecible de sus conductas.
- lo bueno de ser como yo hermanita, es que no soy muy
exigente y sea cual sea el resultado estoy segura de que me resultara muy
placentero.
- ¿así que simplemente veras hacia donde lleva la marea?
- de la misma forma que tú sigues el cauce del rio, solo que
el mar tiene muchas más posibilidades y ahora deberías apurarte, no vayas a
equivocarte de siglo.

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