viernes, 5 de julio de 2013

El Otro Frente: La Batalla de Sora

“su majestad, tiene que tomar una decisión”

Las palabras pronunciadas por el magister aun resonaban en su cabeza, en ese instante, justo ante el portal que la llevaría de vuelta a casa y a la seguridad del castillo.

- Es lo que Sara haría…. – se decía a sí misma, como lo hacía en cada momento de responsabilidad que en su vida de nobleza se le había presentado. Saradia no solo era fuerte y saludable, sino que siempre seguía el rumbo que le parecía correcto, tratando de anticiparse a las situaciones y viendo los panoramas desde diferentes ángulos, era sin duda una buena líder. Sora la admiraba y se sentía en deuda con ella por brindarle siempre su apoyo (siempre he sido una carga para ella), las princesas gemelas eran muy parecidas, pero en ciertas cosas se diferenciaban mucho la una de la otra, a la vez que se complementaban al estar juntas; pero hacia meses que se habían separado.

- La colonia se está deshaciendo…- reflexionaba al tiempo que el edificio en el que se encontraba era desprendido de sus cimientos.

-¿Su majestad? - Un guardia le tendía la mano para ayudarla a atravesar el portal y en ese momento tomo su decisión.

- ¡Capitán Haldarun! – Se volteo dirigiéndose al capitán de su guardia, con una mirada firme y un tono decidido - Comandante del destacamento de la guardia real, guardia condecorado del Reino de Vega, soldado de “La Espada de la Luz” ¿en el nombre del Testamento, puedo contar con su lealtad?



- por supuesto, su majestad – el capitán respondió al instante, pero aun así sorprendido ante el tono serio y firme de la princesa Soradia. Hacía ya algunos días en los que se había descubierto la verdadera identidad de la princesa y de hecho siempre estuvo en sospecha por parte de sus guardias, no era nada raro que las gemelas jugaran a cambiar papeles, era una travesura que hacían desde niñas, pero en ese momento cualquiera habría dudado de su identidad.

- estas son mis órdenes y no dan lugar a cuestionamientos, atravesare el portal de inmediato. Este se mantendrá abierto, quiero que enseguida transporte a todo miembro no militar uno a uno, luego sus guardias se desplegaran en la zona y harán un perímetro, quiero que evacuen con la ayuda del portal a toda persona que no haya podido ir a los refugios; Yo, la princesa Soradia de Vega les ofrezco la hospitalidad del reino. Cuando la estructura este por colapsar la guardia atravesara el portal, salven a todos los humanos que puedan.

 Aquello sorprendió a todos, el  orbe de transporte era un artefacto místico que había sido hecho para garantizar la seguridad de la realeza en tierras lejanas, esta sería la primera vez que alguien además de los herederos al trono lo utilizarían y tal vez sería la única vez que un humano gozaría del mismo privilegio. Esta acción iba en contra de las reglas establecidas para el uso de dicho artefacto pero eso no le importaba a la princesa, tenía demasiadas cosas en la cabeza y el tiempo se agotaba con cada suspiro.

- una cosa más – busco con la mirada a la joven siberiana, la cual resaltaba de entre los demás y le arrojo su espada -  Catalina Fyodorevna Vasilieva, te nombro como mi caballero y te encomiendo te encargues de recibir a los refugiados en el castillo, atravesaras el portal cuando yo lo cruce y organizaras todo en el castillo para que se cumplan mis órdenes – sin dar lugar a dudas la princesa giro y atravesó la puerta mágica.

Sora llego a una sala donde se encontraban algunos clérigos listos a recibirla, estaba mareada por la transposición, pero no tenía tiempo. Ignoro a todos los presentes y salió del salón corriendo, ella aun tenía un papel que desempeñar, Emma la había elegido para algo, pero hasta ese momento desconocía en que podía ayudar a aquellos que se encontraban en esos momentos peleando contra el absoluto poder de Zeromus.

Fue cuando estaba al margen del portal que recordó el proyecto secreto de su hermana, una nave capaz de viajar, con la velocidad de un rayo del sol, mas allá que ninguna otra y podía ser tambien la última esperanza de salvar a los que había sido destinada a ayudar.

Atravesó el corredor principal se detuvo un instante y volteo con nostalgia hacia el camino que la llevaría a la sala del trono, lugar donde se encontraba su moribundo padre, el rey Vaalor XII; pero la princesa tomo la dirección contraria, no tenía tiempo que perder. A su paso se topo con distintos nobles a los que hizo a un lado, unos guardias intentaron seguirla al reconocerla, pero esta derribo una armadura que adornaba un pasillo, misma que los hizo tropezar y los perdió en el camino.

Llego a las escaleras del patio frontal del castillo, aun le quedaba mucho camino por recorrer, pero ya no tenía la fuerza necesaria. Se llevo una mano al pecho – ¡No! ahora no, por favor – el dolor era punzante, paso de ir a toda velocidad a tener que esforzarse para bajar un solo escalón, luego otro mientras el dolor se incrementaba y el aire le faltaba, los escalones le parecían tan altos como el mismísimo “rio en el cielo”, dio otro paso tambaleante, la cabeza le daba vueltas. Paso a paso fue descendiendo mientras su estado era más crítico, esos instantes le parecieron una eternidad, tenía que apresurarse y ni siquiera sabía si su plan tendría éxito, no sabía si la nave era funcional, solo sabía que debía llegar cuanto antes al recinto donde la estaban construyendo, bajo un escalón mas. Llego la tos y con ella la sangre proveniente de sus pulmones, hacía mucho tiempo que no tenía un ataque tan grave, la vista se le nublo y cayó  por los escalones restantes, se golpeo la cabeza y se torció un tobillo, pero debía continuar.

- voy a morir – se dijo a sí misma – voy a morir y no he podido hacer nada.

Se reincorporo y cojeando llego a la sombra de la estatua que adornaba el patio, se apoyo en ella pero su cuerpo no podía mas, estaba a punto de perder la conciencia y con ella también la esperanza de salvar a aquellos que la necesitaban. La tristeza era lo peor, presentía lo que ocurriría si fallaba, pero no podía hacer mas, quizá moriría ella también y seguro la pena haría que su padre la siguiera.

- ¿Que será de Sara cuando yo parta? La pobre no tendrá con quien hablar, alguien que de verdad la comprenda, que vea mas allá de su armadura…… y la pequeña Anna, como quisiera mostrarle las costas del sur y la nieve del norte.   

Miro hacia arriba a la ancestral estatua, a esa distancia parecía majestuosa a pesar de lo ruin de su estado, pero en comparación con la princesa lo mismo se podía decir de casi cualquier cosa, bajo la vista y leyó la inscripción en la placa a sus pies:

“Aquello que nunca debemos olvidar”

  Se sentó torpemente en el suelo recostándose contra la estatua luego de la ultima punzada en su pecho, su cuerpo se disponía a dormir pero su recién descubierta voluntad no.

- tan solo quiero ayudarlos…..

En ese mismo instante, lejos, en la órbita ahora descendente de Novara, Zeromus despertaba al devorador de mundos. El miedo hizo presa de Sora, había presentido lo que ocurriría y ahora sentía que estaba pasando.

- “lo que no debemos olvidar” se referirá a la guerra de magi? Acaso olvidamos eso? Le fallamos al testamento?

Podía ver con su corazón aquella vorágine devoradora de luz y tiempo, acercándose a su mundo, creciendo en odio y voracidad, su salud ya no parecía importar, pues “el condenador” se acercaba.

- Sálvanos…….
……
……
……
…..
…..
…..

[Que así sea]

Los ojos brillaban en un verde intenso y sus partes cobraban movimiento, la enorme estatua se retorcía al tiempo que la roca y el oxido desaparecían para dar lugar a las resplandecientes placas plateadas que formaban su estructura.



 Luego de caer hace 10,000 años,Sora había despertado al RW-55 
el artefacto conocido alguna vez como Pegasus, extendía nuevamente sus alas…
y con ellas su ilimitado poder.  

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