Lombarr se encontraba en su despacho asolado por documentos,
cartas y peticiones; al principio había creído que ser director del instituto
seria cosa sencilla, cuando impartió clases tenía plena libertad de enseñar sus
asignaturas como creyera conveniente, únicamente recibía recomendaciones del
director cuando así era necesario. Ahora el recientemente nombrado director se
encontraba todo el tiempo inmerso en problemas, algunos sin ninguna importancia
en realidad, salvo que para los padres de familia que internan a sus hijos en
tan prestigioso centro, todo era siempre un problema mayúsculo. Constantes
cartas llenaban el escritorio del elfo de peticiones de los nobles solicitando
estancias más adecuadas para sus hijos, la constante lucha por el dominio del
ala oriente de los edificios destinados a los dormitorios era como una guerra
por la conquista de un reino - uno de estos días, un ejército aparecerá para
sitiar la escuela exigiendo dormitorios privados para algún joven señor –
pensaba el mago – se sorprenderían al ver los ejércitos que ya hay formados
adentro de las murallas, si al menos pudiera controlarlos.
El instituto formado hace milenios, era casa de los más
grandes prodigios en diferentes artes, cuna de la prosperidad de Vega, los
estudiantes que ahí residían eran todos especiales, cada uno de ellos provenía
de una casa legendaria que podía remontarse generaciones, los que no contaban
con tan amplio cartel seguramente habían sido becados por la corona al
encontrarles grandes dones que debían ser moldeados en bien del reino, no todos
continuarian por el camino que recorrían mientras estudiaban, pero
definitivamente enriquecían sus vidas con las experiencias y relaciones que ahí
obtenían y de esa forma todo el reino se enriquecía cada vez mas.
Miro de reojo a su pequeño asistente, una forma peluda
bastante peculiar, muy inteligente pero no hablaba o al menos no lo hacía en
una forma convencional – está esperando a ver a qué hora hago entrar a la
bibliotecaria.
- está bien, hazla pasar – el pequeño ser peludo corrió y
entre saltos salió por la puerta para regresar luego con una joven que tenía
aspecto de estar enfrentando a la misma muerte.
- toma asiento Verónica, no temas, no voy a ordenar que te
mutilen para luego colgar tur restos en la muralla – intento tranquilizarla el
nuevo director – eso no lo hacemos hace siglos.
La joven no capto la broma y evidentemente pasó saliva como
si hubiera salvado el peligro por un pelo, Lombarr se dio cuenta luego de una
breve risa – esta tan incómoda como yo.
- Bien Verónica, tranquilízate, explícame que fue lo que
sucedió, tomate el tiempo que gustes – el asunto no era tan grave a ojos del
mago, pero podía servir de placebo para posponer su sesión de regaños por
correspondencia de los padres de familia.
- Si profesor, vera..
yo estaba….y …..solo que
- estabas en la biblioteca y a riesgo de que mi intuición me
falle, estabas leyendo, no es así? - trataba de romper el hielo.
- Vera me encontraba leyendo una historia escrita por mi
autora favorita, la trama era profunda y emotiva, cada página que pasaba me
hacia contener la respiración antes lo que podía pasar después.
- A mí también me gustan los cuentos de Dream, por favor
continua.
- como le decía me encontraba leyendo cuando llego un grupo
de estudiantes o eso pensé- “El Terrorífico Consejo Estudiantil” inspiraba
terror sobre todo en los maestros porque nunca se podía saber que esperar de
sus fechorías, que si bien no eran peligrosas ni se salían (por lo general) de
las reglas del instituto, si dejaban constantemente un rastro de destrucción a
su paso, lo que a los ojos de Lombarr seria luego una montaña de cartas y
peticiones de padres de todo el reino; pero a fin de cuentas seguían siendo
solo estudiantes y a pesar de sus títulos en el exterior, al ingresar al
instituto eso no tenía validez, todos los estudiantes eran iguales (o al menos
esa era la intención).
- en fin, continué por largo rato mientras ellos tenían su
reunión, no paraban de reír y hacer ruido, hice un “shhh” de silencio en
repetidas ocasiones pero simplemente me ignoraron, así que intente hacer lo
mismo. Pasaron paginas y paginas y me adentraba cada vez más en la historia no perdía
detalle, pero una comadreja no se callaba y los demás aplaudían todas sus
habladurías y no mencionemos a su sequito de seguidoras y sus agudas vocecillas.
Trato de mantener la compostura y continuo – lo recuerdo
vívidamente, me aproximaba al clímax, los héroes se habían reunido con el
adivino para preguntarle lo que quisieran, sobre sus destinos y sus sueños –
obviamente hablaba de su lectura, pensaba el director que aun no leía ese tomo
temiendo que le arruinasen alguna sorpresa– lo recuerdo perfectamente iba así: “al fin Cat se acercaba a la pregunta a la
que tanto temía, en ese momento su corazón no se encontraba en ese lugar, sino
lejos en las tierras natales, persistía la sombra de la respuesta que pudiese
darle el adivino, después de todo, nada solía salir como ella lo esperaba, en
ese último instante escucho una voz en su interior y reflexiono, no sobre las
consecuencias de su pregunta, sino sobre las razones que la impulsaban a
hacerla, había tomado una decisión y fue así que vio al adivino a los ojos y
…” - un rostro de decepción apareció en
la joven de gafas.
- ….. y que paso entonces? – el director no pudo ocultar su
interés en la trama.
- estaba en blanco, todas las paginas que continuaban
estaban en blanco – el rostro cambio de decepción a ira en un instante – el
escriba no lo acabo de copiar o la escritora no había terminado el libro o es
posible que sea una historia falsa hecha por algún bardo con el nombre
falsificado o……..- hizo un breve silencio y tomo aire- fue entonces cuando sucedió…… la reina del
instituto grito algo así como: “será la mejor bienvenida de la historia” y
simplemente pasó.
Cuando Verónica llego a las últimas páginas escritas,
enfureció ante el escenario que había encontrado, buscaba y buscaba entre
paginas y paginas, todas en blanco; justo en el momento en que el humo estaba a
punto de salirle por las orejas, una estudiante al otro lado de la sala se paro
sobre la silla y proclamo el éxito que tendría su plan para la bienvenida
escolar y ahí fue que estallo:
- YA CALLATE COMADREJA GRITONA!!!
Verónica se puso de pie furiosa al emitir su grito, cerró el
libro que estaba leyendo y lo arrojo con todas sus fuerzas hacia la fuente de
su exasperación, golpeándola justo en toda la cara con el lomo del grueso tomo
y haciéndola caer al piso. El orgullo por haber acertado y liberado su
irritación se vio ensombrecido de inmediato cuando reflexiono – le pegue a la
princesa, ohhh no, LE PEGUE A LA PRINCESA DE VEGA!!!
- Así que eso fue todo? – interrumpió el director.
- sí, eso fue lo que paso – Lombarr examino su reacción y
determino que hablaba con honestidad, la bibliotecaria era demasiado distraída
como para sostener una mentira.
- lo mismo que me relato la princesa Annadia – el director
había escuchado la versión de la princesa cuando acudió a verla a la
enfermería, donde con las magias blancas le habían sanado la nariz y
reacomodado el tobillo, le pareció tan absurda la historia que creyó que seguro
mentía u ocultaba algo mas, situación que era una constante cuando sus hermanas
mayores estudiaron en el instituto.
-bien eso será todo Verónica, te asignare un castigo luego,
pero no temas, no será por atentar contra la corona o algo similar, sino por
haber golpeado a un estudiante, que a fin de cuentas es todo lo que paso, te
excediste al disciplinar a un estudiante que no guardaba la compostura en la
biblioteca, bajo previas advertencias – el director sabia que el asunto no era
para tanto, pero debía preparar una respuesta satisfactoria si esto llegaba a
oídos de su buen amigo el príncipe Anderlei, después de todo se trataba de su
hermanita favorita. – gracias a la luz
que Anna no cuenta con la complicidad de una melliza, aquello fue una pesadilla……
a y por cierto, aléjate de esos libros mágicos.

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