lunes, 27 de enero de 2014

Explícamelo con manzanas

El bosque era terriblemente frío, el punto de congelación estaba muy próximo y las pequeñas escarchas que cubrían los pastos al amanecer reafirmaban la baja temperatura. A pesar de encontrarse tan al norte del reino aun era notable la influencia de los cristales mágicos que cambiaban el clima, de otra forma seguramente la región entera seria una extensión de la región ártica del continente, en un descanso durante el viaje al bosque de Elidar….



- la manzana esta mordida, no la quiero.

- no, solo le falta un pedazo.

- puedo ver las marcas, esta mordida.

- ese no es el punto, el caso es que la manzana no está completa.

-claro que no, la mordiste

- mira el punto es que ahora tengo uno punto ocho manzanas, en lugar de dos, o una y cuatro quintos cuando antes eran dos enteras.

- tienes una manzana y una manzana mordida, la que esta mordida retírala, cométela o tírala.

- no son para comer, son para contar las fracciones…. Sería más fácil con un pastel.

- si tienes hambre puedo traer algún pan dulce o galletas con miel,  no todo son lembas de viaje.

- ¡no tengo hambre!


- ¿y por qué mordiste la manzana?

- no es la mordida…

- puedo ver tus…

- ya sé que puedes ver mis dientes!

- creo que estas más confundía que yo.

- debí suponer que solo yo podría descifrar los misterios de las Matematickas....

Días atrás, se había organizado un viaje de emergencia por parte del Instituto Superior de Magia, apenas contaban con unas horas los estudiantes del recientemente formado “Grupo de Excursión” para preparar todas sus pertenencias para el viaje, todos habían regresado a buscar sacos y cajas para llevar lo que necesitarían, todos con excepción de Annya.

La princesa se encontraba en la torre de la biblioteca, buscaba unos libros extraños y muy escasos en ese lugar, libros de matematickas. Comenzó con la amplia sección de instrucción arcana, la sabia casi de memoria, pero no descartaba que estuviera entre los libros que no le habían resultado ni remotamente interesantes, después de todo existían muchas obras que no llamaban su atención y todo aquello simplemente era desechado de su cabeza. Había mas secciones que exploro luego de no encontrar lo que buscaba, relacionadas con la magia, muchas de ellas sobre la creación de aparatos mágicos o mecano-magicos muy extraños, incluso en algunos de ellos parecía utilizarse un poco de la extraña “caligrafía” que utilizaban los humanos en esa extraña pseudo-magia. Cuando se vio a si misma revisando tratados druídicos y ejemplares sobre como toda la vida está ligada entre si y mas tonterías de esas, decidió tener que acallar a su orgullo y fue a solicitarle ayuda a Veronica, la bibliotecaria. Cosa extraña fue el darse cuenta que ella no se encontraba en su torre acomodando libros, leyendo novelas o matando “reinas” (solo fue un golpe, pero la exageración de los demás estudiantes no sería olvidada, aunque no volvieran a hacer mención del suceso). La gran desventaja de una biblioteca mágica era que resguardaba más de lo que aparentaba,  Annya conocía muy bien los alcances de ese lugar, pisos y pisos de información y documentos diversos, la gran mayoría de esa masa de conocimiento lo consideraba excesivamente innecesaria, pero los elfos atesoran mucho el conocimiento a través  de las eras, aunque no precisamente sea para ampliarlo, muchas veces mas como reliquias antiguas, pero de alguna manera siempre era bueno contar con una fuente de archivos de diversos temas, eso había salvado al reino anteriormente, aunque particularmente en esa situación le resultaba bastante molesto.

El perímetro en el Valle Mágico parecía ser seguro, las fuerzas de Seradia habían rechazado a los invasores y rescatado a su amiga (y antigua ídolo) Lunia, pero aun no habían desembarcado en los territorios del castillo, acontecimiento que seguramente ocurriría cuanto antes, motivo por el cual seguramente su hermana Sora la apremiaría a estar lista para su viaje; parte del motivo de este era precisamente evitar el encuentro entre Seradia y Annadia, y así, el encuentro diplomático seria encabezado por su hermana mayor Soradia, la que pediría explicaciones sobre diversos acontecimientos recientes; Annya a pesar de lo que dijera, no contaba ni con la madurez ni con la experiencia de tratar con una heredera superior y que hasta hace poco se le creía muerta desde antes de que su madre la diera a luz.

El tiempo se le escurría entre las manos, era una situación completamente contra-natura, no podían esperar que una elfa de su categoría estuviera lista para efectuar un viaje tan largo hacia el norte con un solo día de preparación, no tenía tiempo de recoger sus pinturas del taller, de ordenar cortes de lienzos nuevos, confeccionarse ropajes adecuados, convocar a los artesanos que se llevaría consigo, ni de pedir prestados libros de hechizos (mucho menos de copiar algo al propio)  ¿dónde iba a conseguir pergaminos y tintas, pociones, componentes, focos, varitas? No tendría oportunidad de sacarle más tesoros al dragón, ni siquiera podría invocar a un “familiar” como todo buen mago; ella siempre había rehusado llevar a un familiar en particular, tenía en mente invocar como familiar alguna bestia mágica mucho más poderosa que un simple cuervo, una rana o un gato, pero aun no tenia el nivel necesario para semejante proeza; no tenia tampoco tiempo para dejar instrucciones para que su servidumbre (como así les llamaba) mantuviera sus instalaciones en buen estado, ni siquiera el preparar a algún mozo de establos para cuidar de “Princesa” (su Pegaso que era de hecho un macho), según Annya la única que sabia como cuidarla además de ella, era su escudera Dream, pero llegado el momento tuvo que encomendarle su propia misión - “Lombar y Sora tienen un plan, pero el mío es mejor, no dejare el destino de Vega en unos pobres necios que fueron derrotados por las Lileths y sin Lunia dirigiéndolas. Los vigilaras y ayudaras en lo que puedas mientras veo como librarme del director y de mi hermana, ¡ahora metete al barril!” cerro la tapa del barril con un rápido hechizo mientras todos alrededor discutían cosas triviales en la mesa con los mapas desplegados y otros documentos. Creyo recordar que Dream protestaba algo, pero seguramente eran solo palabras de agradecimiento por la asignación de esa, su primera misión real. Dos años habrían sido suficientes para salir con las prisas, pero la inoportuna Sera había precipitado todo, ahora abrumada pensaba en ir por su pegaso, después de todo no iba a dejarla ahí en manos de un inexperto (seguramente más capaz que ella) para que la trataran como un caballo cualquiera, se había olvidado de los libros que buscaba.

Luego de que las carretas estaban casi listas con todo el equipo que el grupo de 30 estaba por partir y que Annya estaba ordenando sus materiales de pintura en unas bolsas, vio a Verónica y recordó lo que estaba haciendo esa mañana, corrió a toda prisa jalando consigo a las dos primeras arcanistas que encontró y fue a solicitarle a la bibliotecaria la asistencia debida, ya tendría tiempo de reprenderla por no estar haciendo sus labores, o de darse cuenta que ella (Verónica) sería la encargada responsable de la expedición. Verónica le indico que libros como los que describía se encontraban en el pasillo de cultura general en el piso sobre culturas exteriores y tratados extranjeros, también le recordó el tiempo con el que no contaba, estaban por partir. Sin dar mayor explicación se llevo a sus “sirvientas” en el lomo de Princesa y se apresuro en dirección de la torre, por primera vez lamentaba no haber hecho los tradicionales campamentos de exploración a los que tanto hacía mención Sara en sus cartas, su condición no era la ideal para subir corriendo tantas escaleras.

Se encontraron las tres en la dichosa y casi olvidada sección y ante un ejército de libros de matemáticas, trigonometría, álgebra, aritmética, geometría, calculo, etc. Todos, en sus correspondientes y múltiples versiones para los distintos niveles de aprendizaje, saco una bolsa mágica y empezó a tomar todos los libros que creía necesitar.

- “Cien integrales en un año” – arremedo con un burlón acento siberiano mientras vaciaba los estantes- ¡Ja! Yo le enseñare lo que es una integral y entonces me tendrá que enseñar todo lo que sabe sobre el cero absoluto.


Seguían las elfas discutiendo sobre las manzanas cuando uno de sus “compañeros de armas” le indicaba a otro – ¿no crees que deberíamos decirle que eso no fue una asignación? fue más bien como un murmullo de ese Magister para sí mismo, además ese profesor ni siquiera enseña en el Instituto. – ¡Nah! así nos quitamos a Annya de encima un rato, además es culpa suya por no querer tocar los libros que llevan el título de “introducción a”.

- !¿en tan solo un año?! ......ahhhhhhh !ya verán!


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