Y los infieles tocaron con violencia a la torre de su amo,
llevaban horquillas, palos y antorchas, motivados por la sed de libertad. Pero
muy en el fondo los rebeldes esperaban que simplemente fueran ignorados, no
eran nada comparados con él, apenas unos gusanos.
Gritaron insultos en contra de su dios, bailaron en fogatas burlándose de él y se atrevieron a romper sus cadenas, pero no tuvieron respuesta....
Así pasaron 500 años hasta el día en que un estruendo se escucho en toda la tierra y las puertas de la torre se abrieron dejando salir a los heraldos para presenciar el designio.
Desde la cima de la torre una voz le ordeno al mundo:
De rodillas!
Y el mundo se arrodillo con la frente al suelo, porque aquellos que no lo hicieron serian castigados y usados como ejemplo de la ira de el Único Dios.

No hay comentarios:
Publicar un comentario