Un castillo en las entrañas de la tierra, un lugar donde la luz no solo es desconocida sino que es prohibida, la morada de Din.
Un cuerpo yace frente a la invencible presencia de "el poder encarnado", ahora te levantaras y cobraras una vida nueva a mi servicio, no recuperaras la vida perdida, por el contrario, he construido de ti a un nuevo ser, un ser cuyo poder y autoridad estará por encima de los jueces de este mundo, dictaras las ordenes del caos y la oscuridad que yacen en lo que alguna vez pudo llamarse corazón.
La bizarra criatura comenzó a sentir como se trastornaba su propia existencia que ya debía haberse extinguido años atrás, un nuevo ser se levanta y la voluntad de su amo-creador debía ser cumplida.
- Mi voluntad ahora es que SUFRAS!!- en el acto la criatura de inmenso poder comenzó a retorcerse de dolor, como si cada parte de su cuerpo respondiera a cumplir con el deseo de su creador, un deseo que debía cumplirse con creces. El espeluznante grito se habría escuchado en todo un país, pero en aquel reino nada vivo existía que pudiese escuchar la incomparable muestra del dolor sufrido.
- ahora sabes que estas sobre todas las cosas, salvo mi ser. A partir de hoy te levantaras a cumplir mis deseos que son los tuyos, pues de mi voluntad se deriva tu existencia, abandonaras todo recuerdo de tu anterior ser, dejaras tu nombre atrás junto con cualquier esperanza,
ahora levántate como Adrammelech, El Iracundo.

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