Es un día soleado y un niño llamado Jimi corre a ver a su nuevo amigo, lo conoció luego de pensar que era un mercader sin saber que era un espía del ejército de Arcadia llamado Bern. Poco duro aquel secreto debido a que Jimi por su curiosidad y deseo de aventura de inmediato vio actitudes sospechosas en el grupo de personas con que Bern se reunía. Una vez desenmascarado el engaño su amistad creció aun más sin importar sus diferencias.
Al fin llega Jimi con su amigo, alarmado le pregunta por el ejercito, pues rumores indicaban que se aproximaba a la ciudad situación que debía ser de conocimiento de los infiltrados.
Bern explico que el ejercito estaba solo de paso y que precisamente su misión era adelantarse para descubrir posibles amenazas las cuales no existían en el lugar por lo que el ejercito pasaría por la región pero sin hacer intervención alguna.
Pasaron unos días y la situación cambio completamente, era inminente que las fuerzas armadas se dirigían al lugar y con intenciones hostiles, -algo debe estar mal- pensaba Bern, pues eso no estaba en los planes y si continuaban asi, fuese cual fuese el resultado final muchos de los lugareños a los que ahora conocía y respetaba resultarían lastimados así como sus compañeros del ejercito con los que tanto había pasado, sin embargo, luego de pensarlo mucho aun había algo que podía hacer….
-Jimi, vete a jugar, te prometo que todo saldrá bien!-
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